Yo, yo, yo, la araña en la telaraña

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Causa y efecto

Yo, yo, yo, la araña en la telaraña

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La ley de la analogia y la ley de la proyección

¿Nos damos cuenta los seres humanos de lo que pensamos realmente cada día? ¿De lo que queremos conseguir con nuestras palabras? ¿O de cómo intentamos influenciar a los demás con nuestro comportamiento? La ley de Causa y efecto demuestra que todo esto no puede quedar sin consecuencias, ni para los demás, ni para nosotros mismos.
¿Qué significa «causa y efecto»? Este libro describe: No es casualidad lo que nos sucede cada día. Corresponde a lo que nosotros mismos emitimos una vez en pensamientos, palabras y actos, tanto negativos como positivos. Lo que hemos proyectado desde nuestro potencial emisor hacia nuestro prójimo -o hacia la naturaleza- volverá a nosotros tarde o temprano, posiblemente en nuevas encarnaciones.

«¿Es justo Dios?», se preguntan algunas personas. Este libro enseña:

No es Dios quien nos envía preocupaciones, problemas o enfermedades. Dios, el Eterno, no castiga. Es el propio hombre quien se inflige sus efectos cuando actúa en contra de sus semejantes o la naturaleza. Porque, como dice el conocido refrán: lo que el hombre siembra, eso cosechará.
Y esta es precisamente la solución a muchas de nuestras preocupaciones y problemas. Los impulsos que nos da el día son también tareas de aprendizaje para nuestra alma. Nos muestran la red de egocentrismo, indiferencia, hostilidad y mucho más en la que nos hemos enredado – como una «araña en una tela». El Espíritu del Cristo de Dios en nosotros nos ayuda a desenredar esta tela de araña, hilo a hilo. Así configuramos nuestra vida de forma positiva, en interacción pacífica con nuestros semejantes, con la naturaleza y también con los animales.

Extracto del libro:

Ningún ser humano está irremediablemente a merced de lo que ha introducido en su interior, de sus programas, es decir, de sus analogías. Si está atento cada día y examina su mundo de sentimientos y pensamientos, sus palabras, sus actos y pasiones, puede reconocer su carácter y corregir la impronta negativa. …
Cada persona está en la Tierra para transformarse de pecadora a bienaventurada – creamos en ello o no. Tarde o temprano, todos aprenderemos que sólo alcanzamos un carácter perfecto, somos conscientes de Dios y estamos cerca de Él, si pasamos con Cristo a través del ojo de la aguja de nuestra autosuperación.

Del contenido:

• Mediante la proyección de la analogia, ejercer influencia en el prójimo y manipularlo
• La mesa de mezclas de los programas. El computador hombre encubre sus verdaderas intenciones
• Nuestras analogías, nuestros pecados, lo que introducimos en nuestro interior, son nuestro carácter y nuestro destino – programas igualmente de proyecciones
• Protección frente a influencias: Reconócete a ti mismo, alcanza estabilidad en Cristo y oriéntate hacia las fuerzas positivas. «Lo que no quieres que te hagan a ti …»
• De los sentimientos, sensaciones, pensamientos, palabras y actos de la persona resultan su carácter, su comportamiento y su constitución física. Los programas que construimos hoy son componentes de próximas encarnaciones
• Ningún ser humano está indefenso a merced de lo que ha introducido en sí mismo, de sus analogías, de sus programas y de los efectos de todos ellos. ¡Reconócete a ti mismo! Tu conciencia te advierte
• Todo es ley: Ley divina o ley de nuestro ego. Los iguales se atraen
• Transformando nuestra ley del ego y cumpliendo las leyes de Dios, creamos una imagen luminosa de nuestra existencia y nos acercamos a la imagen y semajanza de Dios.
• Por medio de la proyección de programas de analogías mezclados, se forma nuestra red personal de comunicación
• A raíz del pecado el hombre creó y crea su percepción individual. Él se ve y se oye a sí mismo
  y mucho más.

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